Seguidores

viernes, 24 de febrero de 2012

Cuando mi cabeza exagera


A veces cuando me siento  solo y triste empiezo a necesitar, a pedir. Me lastimo, necesito auto flagelarme, aunque… no físicamente, si no mental. No sé si mi adolescencia tiene qué ver, no sé si estoy siendo egoísta, no sé si es que quiero llamar la atención… y la verdad qué no me importa. Necesito idealizarte ahora, es la única manera de aguantar, ¡já! También es la única manera qué tengo de ponerme triste momentáneamente, supongo qué sos mi excusa perfecta. Suspiro y no me salen las palabras, no me llega el aire por completo, quiero estar sedado para no sentir ni pensar… en fin, dormir por muchas , muchas horas.
 Pero me vuelvo a acordar de tu cara y de tus ojos, tu acento tan ingles y tan perfecto, de tu ropa media vieja y tus cervezas de todos los días… y me digo otra vez… por qué no sos lo qué yo quiero que seas… entre suspiros me respondo, vos sos lo qué sos, lamentablemente, y no lo qué yo quiero. Sí, sos un idiota existencial. Un hipócrita y un mediocre, no sé, pienso qué quizás, Argentina te cambio, o vos te dejaste cambiar por Argentina, quizás fuiste muy débil… o en fin, quizás siempre fuiste lo qué fuiste, solo vos, solo vos.
Es triste y algo patético acordarte de alguien cuando estás mal, imaginar qué esa persona te rescata de tu dolor y te lleva a otro lugar, al lugar qué vos tanto necesitas. Yo suelo relacionarlo y a veces compararlo  con un ‘dios’, la forma en qué lo buscamos cuando estamos sufriendo, la forma en qué lo recordamos solo cuando queremos qué algo nos vaya bien o simplemente sentirnos felices. Vuelvo a repetirlo… patético.

REFLECCIÓN: No idealices a NADIE más qué solo a vos mismo- No te enamores nunca  de un Héroe, no todo es lo que parece- AMATE sin importar lo qué carajo seas- Nunca es el fin del mundo- Tu vida no depende de NADIE más que de VOS mismo/a

fin